Dado que, tanto el valor como el shock son emociones que puede llegar a experimentar una persona al momento de enfrentar una situación altamente estresante, estas dos emociones se pueden fusionar, dando como resultado la valentía autómata. Esta paradoja consiste en la entrada en estado de shock, que desencadena en un actuar desenfrenado, que en la medida de lo impredecible que puede llegar a ser, las acciones no premeditadas pueden culminar en una acción valerosa y valiente. En otras palabras, la persona en estado de shock, por cuestiones aleatorias tanto ajenas como propias, termina llevando a cabo una acción valerosa gracias a la perdida del control sobre su actuar. Es importante aclarar que la persona no es consciente de la nobleza de su actuar hasta que efectivamente culmina con este.
Por Luis Carlos Zorro Monroy